El corredor de la muerte, es el termino que se utiliza en una de las secciones de la prisión para alberga a personas en espera de ser ejecutados. En el estado de espera de ejecución se produce un aislamiento del recluso y la incertidumbre sobre su destino, por lo que constituye una forma de crueldad mental. Si ya de por sí son enfermos mentales, en dicha situación acaban por sucumbir en el angustioso síndrome de la muerte.
En el corredor de la muerte, los presos sólo salen de sus celdas para ducharse (15 minutos) y quizás hacer ejercicio (1 hora). No hay aire acondicionado.
La prisión facilita a los reos pasta de dientes, jabón, cuchillas de afeitar, uniformes y ropa de cama. Cualquier otra necesidad (papel, sobres, sellos...) debe ser cubierta por familiares o amigos. Eso sí, no se permiten bolígrafos, sólo lapices, y el único material de lectura que pueden recibir es religioso o legal.
No está permitido fumar.
Las visitas se desarrollan con un cristal blindado de por medio, y se habla por teléfono. Aquellas personas a las que se permita entrar tendrán una hora, entre las 9 de la mañana y las 2 de la tarde, dos fines de semana al mes.